jueves, 29 de mayo de 2008

Muerte

El transcurso de las horas
depara un futuro incierto
para aquellos hombres que creyeron
que el cielo estaba abierto.

Tras rozar el sutil manto de ternura
sucumbieron ante la locura
al notar que sus vidas no existían,
al encontrarse en el ocaso de sus vidas.

Cuando el viento rozó sus rostros
sintieron por primera vez
el amor de la muerte
y rezaron última vez
el verso en el que nunca creyeron.

"Quizá lo incierto sea cierto
quizá lo muerto esté vivo
espero dios aún siendo ateo
que abras tus brazos
y me dejes salir del olvido".

1 comentario:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.